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Breve descripción de los Bosques de Quéñoa

 

Las quéñoas (género -perteneciente a la familia de las Rosáceas-) son exclusivas de la cordillera de los Andes; desde Venezuela hasta la Argentina. Dentro del género se hallan -junto con las coníferas del Himalaya - los árboles que crecen a mayor altitud sobre el nivel del mar (Simpson, 1979). En la Argentina, el género se encuentra representado al menos por cinco especies (Renison et al., 2013): Polylepis australis (en las provincias de Jujuy, Salta, Catamarca, Tucumán, Córdoba y San Luis), P. crista-galli (en Salta y Jujuy), P. hieronymi (en Salta, Jujuy y Tucumán), P. tarapacana (en Jujuy y Salta) y P. tomentella, que sólo se encuentra en Jujuy. A estas especies se las conoce con el nombre común de “queñoa”, “queñua” o “queuña”; aunque a P. australis se la llama “tabaquillo” en Córdoba y San Luis. Los nombres comunes van variando desde Ecuador hasta Venezuela, llamándose “yagual” en Ecuador, “árbol de papel” en Colombia y “coloradito” en Venezuela.

Varios autores consideran a los bosques de Polylepis relictos de grandes extensiones arbóreas que existieron en el pasado; (Kessler, 1995; Ellenberg, 1958 - citado por Braun W., 1991-; Ibisch, 1990). Por el contrario, Fernández (1970), al referirse a P. tomentella, la considera - como resultado de la orogenia reciente - una especie joven, en expansión, aunque menciona el desmedido uso al que es sometida por parte del hombre. Su utilización está destinada a combustible principalmente, siguiéndole la de postes y madera para alambrados y construcción, respectivamente, y luego la de forraje (tanto en pie como recolectada por los pastores). Villagrán et al. (2003) citan también otros usos para especies del género Polylepis del norte de Chile: "Las cascaritas (corteza) dicen que es bueno para la tos, hay que tostar un poco, una hojita cruda, con azúcar tostada y un poco de limón". Esta corteza es remedio para los pulmones. La raíz se toma como remedio para la tos y bronquios, con miel y limón. "Sirve para hacer trabajos" (artesanías). Antiguamente se hacía carbón para comercializarlo.

La renovación natural del bosque de quéñoa sufre las consecuencias de dos actividades antrópicas: la tala y la ganadería (Guzmán, 1999). Aquella reduce especialmente el plantel de árboles semilleros adultos, mientras que ésta afecta la existencia de las plántulas. La extracción -debida a que es la única especie arbórea de la puna- se produce ininterrumpidamente ya desde épocas del incario. Montículos de ramas de quéñoa se encuentran en las cercanías de los bosques para dar de alimentar al ganado menor en la época de escasez de forraje.

En el Cuarto Informe del Convenio sobre Biodiversidad Biológica de 2010 se expresa que existen algunos problemas de conservación relacionados con las prácticas de manejo del ganado y el uso de los recursos para la subsistencia. Si bien la actividad humana es bastante puntual, el sobrepastoreo con ovinos y la extracción de queñoa (Polylepis sp.) para leña causan deterioros ambientales a nivel local. La Lista Roja de la UICN de especies en peligro de extinción menciona las especies de quéñoa que están amenazadas, lo mismo hace una publicación acerca de los árboles en peligro de los Andes (Tejedor Garavito et al., 2014).

Se considera que  la Argentina ofrece buenas oportunidades para la conservación y restauración de los bosques de quéñoa ya que aún quedan grandes extensiones, numerosos relictos, y en muchas áreas la presión antrópica ha disminuido. Un trabajo impresionante de recuperación de bosques de quéñoa se viene haciendo en Chile desde 2001 a través de la forestación de la Minera Collahuasi (2011). Es prioritario reducir los fuegos, establecer más y mejores áreas protegidas y, en particular en el noroeste Argentino, tener un mejor conocimiento de la ecología de cada especie y desarrollar métodos para restaurar sus bosques (Renison et al., 2013).

Además de tener una belleza singular, los bosques de quéñoa cumplen funciones vitales para el mantenimiento de los ecosistemas montañosos en los que se encuentran: protegen el suelo de la erosión, contribuyen al adecuado movimiento del agua y constituyen un hábitat único para otras especies que se encuentran bajo su sombra. En particular para Jujuy, el árbol de quéñoa debería ser considerado “Árbol Provincial”, ya que es la provincia con mayor número de especies y superficie de quéñoa en Argentina, y está en casi todos los cordones montañosos de Jujuy, desde la Cordillera Occidental de los Andes hasta la Sierra del Centinela.

 

Bibliografía

  • Braun Wilke, R. H. (1991). “Tres Recursos Leñosos: Quéñoa, Churqui y Tola”; en  La Reserva de la Biosfera Laguna de Pozuelos: Un Ecosistema Pastoril en los Andes Centrales (pp.43-50); García Fernández, J. J. y R. Tecchi (compil.). UNESCO. Montevideo.

  • Cuarto Informe Nacional Para La Conferencia De Las Partes Del Convenio Sobre Diversidad Biológica (CDB) (2010). https://www.cbd.int/doc/world/ar/ar-nr-04-es.pdf

  • Gerencia de Medio Ambiente Compañía Minera Doña Inés de Collahuasi SCM Jack Stern y Cía. Ltda. (2011). Queñoa. Árbol de las Alturas. 117 pág. Chile.

  • Fernández, J. (1970). Polylepis tomentella y Orogenia Reciente. Boletín Soc. Arg. Bot..Vol. XIII (14-30), Buenos Aires.

  • Guzmán, G. F. “Influencia del Pastoreo en la Regeneración del Bosque de Polylepis tomentella (quéñoa) en la puna de Jujuy, Argentina” (1999). Tesis de Maestría en Conservación y Gestión del Medio Natural. UIA, España.

  • Ibisch, P. (1994). Flora y Vegetación de la Provincia de Arque, Departamento de Cochabamba, Bolivia; en Ecología de Bolivia (22:53-92). La Paz, Bolivia.

  • Kessler, M. (1995). Polylepis-Wälder Boliviens: Taxa, Ökologie, Verbreitung und Geschichte (303 pp.). J. Cramer. Berlin.

  • Renison, D.; G. A. E. Cuyckens, S. Pacheco, G. F. Guzmán, H. R. Grau, P. Marcora, G. Robledo, A. M. Cingolani, J. Dominguez, M. Landi, L. Bellis e I. Hensen (2013). Distribución y estado de conservación de las poblaciones de árboles y arbustos del género Polylepis (Rosaceae) en las montañas de Argentina. Revista Ecología Austral. Vol. 23 (27-36+Anexo). Buenos Aires.

  • Simpson, B. B. (1979). A Revision of the Genus Polylepis (Rosaceae: Sanguisorbeae) in Smithonian Contrib. to Bot.; (43:62 pp.). Smithsonian Institution Press. Washington D.C.

  • Tejedor Garavito, N; E. Álvarez Dávila, S. Arango Caro, A. Araujo Murakami, S. Baldeón, H. Beltrán, C. Blundo, T.E. Boza Espinoza, A. Fuentes Claros, J. Gaviria, N. Gutiérrez, S. Khela, B. León, M.A. La Torre Cuadros, R. López Camacho, L. Malizia, B. Millán, M. Moraes R., A.C. Newton, S. Pacheco, C. Reynel, C. Ulloa Ulloa, O. Vacas Cruz. (2014). A Regional Red List of Montane Tree Species of the Tropical Andes: Trees at the top of the world (59 pág.). Botanic Gardens Conservation International, Richmond, UK.

  • Villagrán C., V. Castro y M. Romo (2003). Etnobotánica del Sur de los Andes de la Primera Región de Chile: Un Enlace entre las Culturas Altiplánicas y las de Quebradas Altas del LOA Superior. Volumen 35, N 1, 2003. Páginas 73-124

    Chungará, Revista de Antropología Chilena.

Individuos de Polylepis australis en la localidad de Yala, Jujuy.

Bosque de Quéñoa en la localidad de Quebraleña, Jujuy.

Individuo de Quéñoa en la localidad de Incacueva, Jujuy.

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